Cada día extraño alguna de esas sonrisas que regalás de 14 a 19, esas carcajadas exageradas en que se te ven hasta el paladar.
Cada día me pregunto con quién estarás hablando, qué te estarán contando y qué estarás tratando de decir.
Cada día se agranda el corazón cuando vuelvo a verte, olerte y sentirte.
Cada día me pregunto si me reconocerás como tu mamá cuando a finales de mes vuelva a laburar en horario completo, quedando en brazos de alguna maestra del maternal gran parte del día y en las tardes bajo el cuidado de la abuela.
Cada día me pregunto si podré, pero evidentemente puedo.
Y sé que en algún punto, lo que hacemos debe estar bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario